En ocasiones, siento que el lenguaje que usamos para hablar está muy lejos de nuestro entorno inmediato. Hablamos de movimientos culturales y coaliciones políticas que no tienen nada que ver con nuestra necesidad por comer algo o sentirse protegido.

En ese sentido, creo que es el lenguaje el que nos permite escapar del mundo sensible y refugiarnos dentro del mundo inteligible. Muchas veces me he encontrado intentando hacer un sustantivo a partir de algún adjetivo que siento es útil o al revés (por ejemplo hasta ahora estoy buscando algún buen adjetivo para la palabra textura…. texturial? ni idea). Por eso se me hace raro cuando intentamos utilizar palabras complicadas para referirnos a cosas que la persona que nos está escuchando conoce o comprende bien (floro). Se me ocurren mil ejemplos de cuando escribía ensayos en el colegio y el floro era casi aplaudido. 

No estoy de acuerdo con esta idea. Creo que el lenguaje “elaborado” debe ser usado de manera orgánica (siempre que se pueda) y debe servir como atajo para evitar explicar conceptos que se asume se entienden entre las personas que se están comunicando. Por ejemplo, si en una clase de física un profesor dice que un objeto está en equilibrio dinámico, no está metiéndole floro a sus alumnos con palabras raras para que ellos también metan floro cuando hable sobre eso. Lo hace porque está transmitiendo información importante sobre ese objeto (que, por ejemplo, la suma de las fuerzas actuando en él es 0). Otro ejemplo, si yo digo que un lenguaje está estáticamente tipado, no es florichi, sino que me refiero a que el tipo de las variables de debe ser declarado ahí mismo, no hay posibilidad de hacerlo en otro momento. Estáticamente (sin cambio) tipado (del tipo de la variable).

El lenguaje elaborado debe ser una atajo para evitar ser redundante en conceptos que se asume las personas involucradas en la comunicación conocen.